A lo largo de Argentina se vienen desarrollando diversos conflictos socio-ambientales vinculados con la sobre explotación de los recursos naturales, el modelo extractivista imperante en América Latina y la dependencia de nuestros países en la producción de materias primas para la exportación y generación de divisas. Así como predominan estas formas de producción y explotación de los recursos naturales también existen diversos procesos de resistencia llevados adelante por distintos actores sociales que vienen trabajando en la defensa de los territorios, la vida y los pueblos a lo largo del país. Quienes, de fondo, terminan por criticar el modelo de desarrollo imperante y buscan construir modelos vinculados con las ideas de Buen Vivir.
Algunos de los conflictos más comunes, que se desarrollan en distintos lugares del territorio Argentino, están vinculados con las formas de producción relacionadas al Modelo Agroalimentario imperante en Argentina, el avance de la frontera agrícola para la producción a gran escala de soja y trigo, sobre todo, los desmontes, la deforestación, el avance de las urbanizaciones en espacios naturales, la minera a cielo abierto, el francking -que se utiliza para la extracción de petróleo-, la quema de pastizales naturales, entre otros.
En esta diversidad de conflictos se utilizan también distintas formas de resistencia por parte de pobladores locales, movimientos sociales, organizaciones y académicos que buscan visibilizar las problemáticas que hay en las zonas. Algunas de las acciones más comunes están vinculadas con cortes de ruta, movilizaciones, actividades en los espacios que buscan defender, juicios a quienes están generando la problemática, charlas para concientizar sobre la importancia de estos espacios, entre otros. Hoy, ante la pandemia, en estos conflictos se incorporan nuevas formas de resistencia a través de publicaciones en redes sociales, caravanas en autos y charlas online.
Los conflictos vinculados con las consecuencia del ‘modelo agroalimentario’ imperante en la producción agrícola de Argentina buscan visibilizar problemáticas que están relacionadas con la perdida de la capacidad productiva de los suelos, la contaminación de napas, los problemas en la salud de pobladores que viven en zonas productivas donde se utiliza el cultivo con semillas transgénicas, agroquímicos, siembra directa y maquinarias a gran escala para la producción vinculada a la exportación de soja y trigo. Esto se puede ver reflejado en la lucha que vienen desarrollando las Madres de Ituzaingó en Córdoba, el colectivo Paren de Fumigarnos en Mar del Plata o la Asamblea Paren el Desierto Verde en el Partido de Mar Chiquita en Buenos Aires, quienes comparten esta crítica al modelo de producción imperante y tratan de mostrar las consecuencias que causa en sus propias vidas.
Movilización Madres de Ituzaingó en Córdoba y fallo histórico de la corte suprema al uso agroquímicos y fumigaciones, (Septiembre, 2017). Fuente: www.lavoz.com.ar
Esto trae aparejado procesos de desmonte, desforestación y pérdida de los principales servicios ecosistémicos que provee el ambiente en el Norte Argentino, por el avance de la frontera agrícola hacía territorios antes considerados improductivos, que generan la perdida de la biodiversidad de la zona y quitan posibilidades de reproducción de la vida para las familias que dependen de los recursos para sobrevivir (link). Una de las organizaciones que viene denunciando estas prácticas es el MOCASE-Vía Campesina.
A la vez los conflictos vinculados con el francking y la minera a cielo abierto buscan visibilizar los problemas que traen aparejados estas formas de producción, como la contaminación del agua, el aire y el suelo. Estas formas de extracción condicionan el acceso al agua o la tierra para las poblaciones que dependen del recurso para sobrevivir. Esto se puede ver reflejado en el proceso de resistencia llevado adelante por el pueblo Mendocino en diciembre de 2019 ante la posibilidad de que la Provincia modifique la ley 7722 para habilitar el uso de sustancias químicas como cianuro, ácido sulfúrico y otras similares. Esta iniciativa gubernamental significaba “la apertura de la provincia a la explotación de la megaminería”. La Asamblea en Defensa del Agua, nacida al calor de este conflicto, protagonizó un proceso de lucha que logró tirar para atrás la propuesta de la Provincia. Por otra parte también se puede ver en el Sur Argentino y los procesos de resistencias que vienen llevando adelante los pueblos originarios ante el avance del francking sobre sus territorios como es el caso de Vaca Muerta en Neuquén.
Masiva movilización en Mendoza contra Megaminería (Diciembre, 2019). Fuente: elpais.com
Por otra parte el avance de las construcciones urbanas en espacios naturales trae aparejados conflictos de diversa índole, en donde se busca visibilizar los problemas que se pueden producir sobre el hábitat natural como la pérdida de biodiversidad, las inundaciones en las zonas aledañas, la falta de acceso al agua para los pobladores locales, entre otros. Estos procesos de resistencia son protagonizados por diversos actores de la sociedad civil que realizan denuncias sobre el avance de las construcciones en espacios naturales como es el caso de La Reserva de Biosfera Mar Chiquito, El Bolsón, El Parque Nacional Iguazú, entre otros (link).
Otra problemática que se pudo observar en estos últimos meses en Argentina, está vinculada con las quemas de pastizales naturales en diversas zonas del país como en la Reserva de Biosfera Delta del Paraná, Las Sierras de Córdoba, en zonas de campo de las Provincias de Corrientes, Chaco, Santa Fe, Buenos Aires, San Luis, Tucumán, Salta, Catamarca, La Rioja, Misiones y Santiago del Estero (link).
Quema pastizales naturales en el Delta del Paraná (julio, 2020). Fuente: www.argentinaforestal.com
Algunas como consecuencia del avance de la frontera agrícola y otras como parte de la estrategia de los especuladores inmobiliarios para avanzar en las construcciones en zonas donde predominan espacios naturales, en algunos casos protegidos, y en otros no.
Masiva manifestación y corte en el puente Rosario-Victoria contra la quema de humedales en Delta del Paraná (agosto, 2020). Fuente: www.ellitoral.com
Esta diversidad de conflictos que se desarrollan a lo largo y ancho de nuestro país permite visibilizar la necesidad de las personas que viven en los territorios en disputa y el cuidado que es necesario realizar sobre estos espacios por las consecuencias ambientales y sociales que producen este modelo productivo. También se vuelve necesaria una presencia más activa por parte del Estado para poner límites al avance de los diferentes procesos productivos y extractivos que predominan en Argentina.
Algunos de los ejes que permiten aglutinar estos conflictos y son parte de las exigencias al Estado Argentino que desarrollan distintas organizaciones, movimientos sociales y referentes intelectuales sobre estos temas están relacionados con:
- Aprobar y aplicar una Ley Nacional de Humedales, donde se regulen las actividades que se pueden desarrollar en estos territorios.
- Aprobar y aplicar una Ley de Protección hacía los Ecosistemas, donde se explicite la prohibición para desarrollar actividades económicas en espacios que hayan quedado expuestos a la quema de pastizales.
- Comenzar a generar el debate sobre qué modelo productivo se quiere construir para garantizar la Soberanía Alimentaria.
- Aplicar nuevas formas de producción asociadas a la Agroecología.
- Construir vínculos más estrechos e intercambios de saberes entre la academia, los movimientos sociales y el propio Estado en la construcción de nuevas formas de vincularnos con el socio-ecosistema.
- Modificar los hábitos de consumo actuales.
- Revalorizar los saberes ancestrales.
- Rechazar el acuerdo porcino con China, por sus consecuencias socio-ambientales.
Foto destacada: Masiva movilización en el puente Rosario-Victoria (Agosto, 2020). Defender el ambiente es defender la Soberanía. Fuente: revistachispa.org